La repetida frase de “aprender haciendo” es
mucho más efectiva que los modelos teóricos que muchos académicos todavía
aplican en sus salas de clases, ya que la información se retiene con mayor
eficiencia cuando se aprende en un contexto práctico. Las clases efectivas tendrán
como base la experiencia diaria gracias al ejercicio, enseguida los contenidos
se entregan en formato de coaching y mentoring. El resto, serían los tradicionales
contenidos téoricos en base a la reflexión y la discusión del tema en cuestión.
Participación bidireccional de profesor y alumno. Educación y formación para el
alumno del siglo XXI.
La curva del olvido de Ebbinghaus dice que
las personas olvidan el 50% de lo enseñado en un día, a menos que se tenga la
oportunidad de ponerlo en práctica. Por eso la enseñanza tradicional no logra
resultados en los sobrecomunicados alumnos actuales, la generación Z, nacidas
después de 1994. Si se utilizan todos los recursos que otorga la tecnología en
el momento que se necesitan y mediante distintos canales, los alumnos
aprenderán en su contexto los contenidos que se le entregan.
Los profesores deben diseñar sus clases en
acciones que ayuden a desarrollar el potencial del alumno, según sus
capacidades propias, involucrando nuevas experiencias de aprendizaje, nuevos
roles y nuevos canales de aprendizaje, como la tecnología móvil. Reunir
experiencias prácticas como aportes de conocimientos. Para desarrollar las
capacidades y que un alumno asuma una posición de mayor complejidad lo más
efectivo es hacer un tratamiento de contenidos que cuente con coaching
trabajando el entendimiento de las competencias en las que el alumno tiene que
avanzar para ser efectiva. Apoyado por un mentoring presencial u online para
desarrollar habilidades y competencias
particulares.
La forma más efectiva de desarrollar un
aprendizaje de habilidades y conocimiento en los alumnos es a través de la
experiencia concreta en ejercitaciones en ambientes de aprendizaje, donde cada
alumno es un actor relevante de su desarrollo educacional y quién debe hacerlo
según sus capacidades en aspectos de su propio progreso. Cuando el alumno toma
conciencia se generan las herramientas y material de desarrollo, empoderándose
de su propio aprendizaje.
Cuando los alumnos se convierten en dueños de
su propio crecimiento el profesor los va guiando y este va descubriendo sus
capacidades. Menos énfasis en la entrega de contenidos teóricos que se olvidan
fácilmente y más enfoque en cómo se le ayuda y habilita para que aprovechen al
máximo el aprendizaje que extraen de sus experiencias.
La responsabilidad personal del alumno, el
hacerse cargo y la proactividad son esenciales en el crecimiento educacional si
se crea un clima donde el estudiante se sienta motivado por aprender más y
comprenda que su proyección en el mercado depende de esas habilidades que le
permitan competir eficazmente.
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