martes, 29 de diciembre de 2015

La enseñanza en los colegios de Chile: los resultados para ingresar a la universidad.


Conozca la experiencia exitosa del liceo Augusto D'Halmar

Algo no está bien en la enseñanza en los colegios chilenos. Un total de 101.131 jóvenes que este año egresaron de la educación secundaria no lograron alcanzar los 500 puntos en la Prueba de Selección Universitaria (PSU), esto es un 56% de los 181.718 escolares que rindieron el examen. Así también, 44.955 estudiantes de los colegios municipales no llegaron a ese puntaje, lo que representa el 71% del sector público.

Las cifras, además dan cuenta de que el 54% de los alumnos de los establecimientos particulares subvencionados tampoco alcanzaron los 500 puntos en la PSU, es decir, 53.205 personas. Y en el sector particular pagado un 15% (2.971) no alcanzo esa meta. 

Otras cifras que arrojan los resultados de la PSU es que hay 85.013 alumnos que no lograron obtener 475 puntos en la PSU, que es el mínimo que piden las universidades del Cruch para optar a una carrera. Los datos muestran que el 62% (39.241) de los estudiantes de colegios públicos no alcanzaron ese piso. También que en el caso de los colegios particulares pagados hay 39.341 (44%) de egresados que tampoco lograron esa meta y que en los establecimientos particulares pagados fueron 2.211 (11%) los jóvenes que no podrán postular a ningún plantel del Cruch.

La Prueba de Selección Universitaria (PSU) 2015 también muestra una caída del 70% en el total de alumnos que fueron puntajes nacionales. O sea todo mal, aunque se trate de minimizar los datos y encontrar mil justificaciones como en todo lo que se hace en Chile, lo que ya parece una costumbre nacional.

Como yo siempre digo, no es lo que se enseña,  sino como se enseña a las nuevas generaciones de estudiantes. Por eso, reproduzco completo un artículo publicado en el diario La Tercera del 29 de Diciembre 2015, porque entrega una orientación de como encaminar un colegio hacia los buenos resultados. Dice lo siguiente:

El liceo que desplazó al Nacional

El Augusto D'Halmar promedió 664 puntos en la PSU, el mejor rendimiento entre los recintos municipales. Música clásica, áreas de esparcimiento y clases a los padres explican su éxito.

Mozart y Bach suenan de fondo en las salas de clases, mientras los alumnos escuchan a sus profesores. Si alguna vez aquellas melodías se silencian, los estudiantes reclaman y solicitan que vuelva la música.  En el receso, el ritmo cambia. Ya no es clásico, sino que una mezcla de los gustos de los estudiantes que cursan cuarto medio. Ellos son los DJ.  

Este debate musical ocurre en las aulas del liceo Augusto D’Halmar, ubicado en calle Ramón Cruz, comuna de Ñuñoa. Este establecimiento logró 664 puntos promedio en la PSU y se ubicó en el primer lugar en el ranking de los colegios municipales, desplazando al Instituto Nacional de Santiago. 

La música no es la única particularidad que tiene este liceo. Jaime Andrade, director del colegio, explica que desde hace 19 años tienen un sistema especial, donde se enseña la materia por aulas: durante la clase de lenguaje, los alumnos reciben la instrucción en una sala especial para esa materia y cuando terminan ese ramo, toman sus cosas y se dirigen a la sala de matemáticas. “Cada pabellón responde a una especialidad, los estudiantes tienen que ir rotando, como en la universidad. Eso le da variedad al colegio”, cuenta. Los espacios de esparcimiento también son diferentes a otros colegios, agrega Andrade, ya que “hay lugares de recreación con mesas de taca-taca y ajedrez, un área deportiva y otra para estudios”.

Sin embargo, el detalle que diferencia al establecimiento con otro es lo que se denomina la “escuela para padres”. En ese espacio, los apoderados son preparados en los métodos de estudio que se aplican y aprenden a acompañar a los alumnos en algún tipo de trabajo de valores. La idea, según Andrade, es integrarlos a los en la educación de sus hijos. 

El alcalde de Ñuñoa, Andrés Zarhi, sostiene que el caso del Liceo Augusto D’Halmar es un “colegio atípico”, donde el papel del director es fundamental, ya que “se preocupa de sus alumnos. Los motiva y exige. Es un complemento que crea buenos resultados”.

Situación de Ñuñoa

Hace 21 años que Andrade es director del establecimiento y recuerda que los primeros resultados en la entonces Prueba de Aptitud Académica era bajos. “Teníamos menos de 450 puntos, y ahora estamos en los 664. Es increíble. Aunque no ha sido un trabajo fácil ni rápido”, reconoce y agrega que la “clave” ha sido el trabajo “serio esforzado y sin horario” del equipo de profesores.

El Augusto D’Halmar no fue el único establecimiento municipal de Ñuñoa que obtuvo buenos puntajes en la PSU. Son cuatro los colegios que están dentro de los mejores 15 en el ranking de los municipales. Para Andrade, esto demuestra la dedicación que se aplica en la educación de los estudiantes, y de demuestra que “se puede llegar a grandes cosas si de hace bien el trabajo. Así lo refleja la comuna”. 

Desde el municipio reconocen que son los directores de los colegios los que ayudan a lograr estos resultados. Tania Alvarado, directora del Departamento de Educación de la comuna, señala que el liderazgo de los en los colegios es crucial. “El trabajo que realizan con los profesores y las ayudas que le prestan a los alumnos han empujado a la mejora. También el compromiso de los profesores por que hacer un trabajo sistemático y bien hecho”, dice. 

Para el alcalde, Andrés Zarhi, el alto rendimiento de los liceos en la  comuna “es un fenómeno que se viene dando desde hace años por el compromiso de los directores, profesores apoderados y alumnos”. Además, se aventura a dar un consejo a otros municipios: dar independencia a los directores para el manejo de los establecimientos. “Eso es lo que ha dado buenos resultados, ha sido un trabajo exitoso, y la idea es seguir mejorando”, asegura. 

Sobre el Augusto D’Halmar, Zarhi reconoce que es una colegio atípico, en donde Andrade “se preocupa de sus alumnos. Los motiva y exige. Es un complemento que crea buenos resultados”, señala, y da un consejo para los otros municipios. Según él, lo importante es dar independencia a los directores para el manejo de los establecimientos. “eso es lo que ha dado buenos resultados. Ha sido un trabajo exitoso, y la idea es seguir mejorando”. 

jueves, 17 de diciembre de 2015

Las estrategias de marketing educativo y la competencia.


El problema no es que se hace, sino 
como se hace con el mercado y la competencia.

Muchas veces las instituciones educativas cuando planifican sus estrategias piensan y creen que están solas en el mercado de la educación y olvidan que siempre existen instituciones competidoras tratando de levantarles a los postulantes y a  los alumnos. La posición que se debe asumir es considerar y respetar a la competencia  y tratar de superarla, siempre pensando en ganarle, que es lo que se debe intentar, tratar  de imponerse, de superarla  como una oportunidad para cumplir las propias metas definidas.  Saber  competir de acuerdo a lo pretendido no es sencillo, las posiciones hay que mantenerlas y lograr consolidarlas. O son ellos o somos nosotros. Así de simple.

Una estrategia de marketing educativo siempre es dificultosa. El mismo mercado, la misma competencia no presupone ni garantiza similitud en cada período académico diferente de matrículas. Siempre hay una posición cambiante a la habitual y cada año es una incógnita. La institución tratando de competir, y los rivales tratando de competir. Nunca se puede imaginar competir en condiciones accesibles, mejores o peores, lo que se debe hacer siempre es tratar de atacar a la competencia y evitar que construya estrategias que afecten a la propia institución.

Las estrategias educativas son para ganar. Este negocio educacional debe moverse con seguridad  en las acciones estratégicas y tácticas que se realicen. Las victorias en el mercado educativo son pensadas y planificadas. La  distinción entre estrategia y táctica es una manera eficaz de aclarar las ideas, y entender lo que  se está haciendo y qué papel representa cada acción que se lleve  a cabo, dentro del conjunto del plan.

La estrategia no se orienta hacia una idea genérica, sino sobre cuál enemigo se va a seleccionar para atacar;  para  que no matriculen ellos a un postulante que puede ser nuestro. Así de claro. Para escoger la manera más ventajosa para atacar a la competencia, no se debe  quedar en la simple observación de los datos del mercado educativo que todos tienen por igual. Pero, no olvidar que las decisiones las toman personas, directivos; no entes, instituciones. Saber cuál competidor es realmente amenazador, cuál está haciendo daño, qué ángulos del mercado son fácilmente conquistables porque no hay nadie que realmente los custodie, o si el sistema de dominio de quien los custodia presenta fisuras débiles o saber qué caminos se deben evitar, por fáciles y obvios que parezcan porque ahí hay alguien que los tiene sólidamente fortificados.

En estrategia vale lo que ayude a prever los movimientos y reacciones de la competencia para no equivocarse en la elección del enemigo. La institución educacional que actúa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la ligera a sus adversarios, sin valorar la situación, inevitablemente acabará siendo capturada. No se debe ser esa.

El eje estratégico es: atacaremos por ahí, eso es la estrategia misma, el por dónde se va a avanzar para conquistar  o para consolidar las posiciones de la marca educativa. El poder en el punto decisivo depende de la fuerza absoluta de que se dispone y de la habilidad con la que se emplee. Concentrándose  donde se cree que se tienen mayores y mejores oportunidades en el mercado de los postulantes. Las acciones concretas que vendrán serán acciones  tácticas  que actuarán sinérgicamente al servicio del eje estratégico.

Cada acción que se idee para la marca educativa habrá de ser planificada para que  asegure su funcionalidad dentro del eje estratégico. De la misma manera que un logro que se podría haber conseguido como una importante victoria para la marca educativa, puede que no tenga tanta trascendencia para el futuro cuando se comprueba que ha tenido lugar al margen del eje estratégico. Muchos estrategas de marketing educativo  redactan sus planes como si la competencia no fuera a responder. No hay que ser ingenuos.



lunes, 7 de diciembre de 2015

Proceso de Admisión y Atención al Postulante: un decálogo


En Chile estamos en época de Proceso de Admisión en la Educación Superior y también en otros países latinoamericanos. El plan estratégico, que es la carta de navegación, siempre está llena de buenos propósitos e intenciones. La visión y misión plantean situaciones "ideales" que en muchos de los casos no llegan a ser cumplidas. Uno de los aspectos en los cuales se presentan más vacíos, entre lo que dice el plan estratégico y la realidad, es la atención al postulante. Todos sabemos que frases como las siguientes son populares en las misiones estratégicas: "nuestros alumnos son la base de nuestro crecimiento", "para ellos trabajamos", "son la fuerza que nos impulsa a seguir adelante"... pero también sabemos que muy pocas veces esto se cumple en un 100%.


A continuación, un  decálogo de la atención al postulante. Cumpliendo a cabalidad con él se pueden lograr altos estándares de calidad en el servicio educacional:

1. El postulante por encima de todo. Es al postulante a quién  se debe  tener presente, antes que nada.

2. No hay nada imposible cuando se quiere. A pesar de que muchas veces los postulantes solicitan cosas casi imposibles, con un poco de esfuerzo y ganas de atenderlo muy bien, se puede conseguir lo que él desea.

3. Cumpla todo lo que prometa. Son muchas las instituciones que tratan, a partir de engaños, de efectuar matrículas o retener alumnos, pero ¿Qué pasa cuando el joven se da cuenta?

4.   Al postulante hay que darle más de lo que espera. Es lógico, el postulante se siente satisfecho cuando recibe más de lo que esperaba. ¿Cómo lograrlo? conociendo muy bien a jóvenes y enfocarse en sus necesidades y deseos.

5. Para el postulante usted marca la diferencia. El personal que tiene contacto directo con los postulantes tiene una gran responsabilidad, pueden hacer que un joven regrese o que jamás quiera volver, ellos hacen la diferencia. Puede que todo funcione excelente pero si un funcionario falla, probablemente la imagen que el postulante se lleve de la institución será deficiente.

6. Fallar en un aspecto significa fallar en todo. Puede que todo funcione a la perfección, que se tenga controlado todo, pero ¿Qué pasa si se falla  en algo? Las experiencias de los postulantes siempre deben ser totalmente satisfactorias.

7. Un personal insatisfecho genera postulantes insatisfechos. El personal propio es "el primer cliente" de una institución educativa, si no se les satisface a ellos, cómo pretender satisfacer a los postulantes, por ello las políticas de recursos humanos deben ir de la mano de las estrategias de marketing.

8. El juicio sobre la calidad del servicio educativo lo hace el postulante. Aunque existan indicadores de gestión elaborados dentro de las instituciones para medir la calidad del servicio, la única verdad es que son los postulantes quienes, en su mente y su sentir, quienes lo califican, si es bueno vuelven y no regresan si no lo es.

9. Por muy bueno que sea el servicio, siempre se puede mejorar. Aunque se hayan alcanzado las metas propuestas de servicio y satisfacción del postulante, es necesario plantear nuevos objetivos, "la competencia no da tregua".

10.   Cuando se trata de satisfacer al postulante, todos son un equipo. Los equipos de trabajo no sólo deben funcionar para detectar fallas o para plantear soluciones y estrategias, cuando así se requiera, todas las personas de la organización deben estar dispuestas a trabajar en pro de la satisfacción del postulante, trátese de una queja, de una petición o de cualquier otro asunto.

Una cosa es entregar folletos y “recitar el manual de procedimientos” y otra es atender y generar una experiencia relevante para persuadir  a quedarse al postulante que decidió ir personalmente a la institución. Ya está ahí…ahora depende de la atención brindada que se quede matriculado. Hay que “cerrar la venta”.