miércoles, 11 de junio de 2014

La clase expositiva ya no sirve…el alumno “está en otra”



Si el profesor dice algo… los alumnos ya lo encontraron en su dispositivo antes que termine de decirlo.

Los tiempos han cambiado. Los alumnos ahora forman parte de la Generación Z. Son aquellos que nacieron después de 1994. Están en los colegios y en la educación superior. Tienen a su disposición toda la información que necesitan en Internet y se comunican todos los días en sus dispositivos móviles a través de las redes sociales. El auge de la tecnología ha cambiado la forma de enseñar. Ya no logra sus objetivos académicos el profesor que solo habla transmitiendo información desde su “olimpo expositivo”, en la sala de clases, en un proceso solamente direccional. El profesor ahora es un guía motivador para que el alumno realice su trabajo y quién debe considerar las diferencias individuales de cada alumno en su proceso de enseñanza.

Los estudiantes están interesados en discutir los contenidos, antes que llegar a clases a tomar nota lo que “predica” un profesor sobre algo que puede encontrar facilmente en internet en muy poco tiempo. A los alumnos escuchar y copiar les parece poco útil cuando existen todas las redes a su disposición. En la sala de clases, el profesor debe utilizar todos los recursos que le entrega la tecnología a través de un proceso participativo y como gestionador de acciones de aprendizaje.

Los alumnos son los protagonistas de su aprendizaje. Aprender. Hacer. Volver a aprender con lo hecho. En un mundo donde la comunicación es bidireccional no aceptan que educarse sea una conferencia permanente de parte del profesor. Acostumbrados a obtener respuestas de manera rápida los actuales estudiantes son más ansiosos y dispersos. Es menos focalizado porque está lleno de motivaciones paralelas. Generalmente no está escuchando cuando el profesor habla y habla. Entre más sobrecomunicación tienen más dispersos se vuelve. Son propensos a las incoherencias y a las contradicciones y viven en la desvalorización y la desconfianza. Incisivos y desafiantes.

Donde todo su mundo es inmediato, los estudiantes reciben muchos contenidos pero no son capaces de focalizar, reflexionar, profundizar y ser inquisidores o curiosos. Como la tecnología les ha facilitado la vida creen que todo es fácil. Les cuesta ser esforzados y son muy sensibles al fracaso. Tienen baja tolerancia a la frustración. Por otra parte, son proactivos y apasionados si la causa les parece correcta y si son motivados eficientemente por parte del profesor a trabajar en proyectos concretos se obtienen mejores respuestas.

Los académicos necesitan ser flexibles para observar, ser dinámicos en sus clases y adaptarse rápidamente a la realidad de sus alumnos.  Ser creativos y generar creatividad emprendedora en los estudiantes. Y lo más importante: ser exigente con ellos porque el mundo donde saldrán a trabajar es exigente y competitivo. La misión educativa es enseñarles a desarrollar habilidades personales y profesionales para poder enfrentar la realidad laboral que encontrarán.

Quizás, aplicar el antiguo y conocido esquema usado en la publicidad AIDA (S): crear la atención del alumno por parte del profesor, gestionar el interés de participar, fomentar el deseo de hacer un trabajo solicitado, generar la acción inmediata y finalmente lograr la satisfacción de ambos al obtener resultados positivos, es la clave actual para enseñar bien a los alumnos en los tiempos actuales.

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