La
persuasión es clave en las estrategias
de Marketing Educacional
Cada
día somos bombardeados con miles mensajes a través de los medios de
comunicación tradicionales o por los canales On Line de las redes sociales de
internet. Somos una sociedad hipercomunicada. Vivimos una era, para bien o para
mal, de la manipulación de símbolos y de nuestras emociones humanas más
fundamentales. Una especie de seducción oculta.
Para
esta hipercomunicación el comunicador estratégico debe diseñar mensajes que no
solo sean atractivos, sino que además se perciban de manera destacada en este
saturado entorno. La gran duda: ¿Nuestro mensaje será percibido? La percepción, es la interpretación de una sensación.
Aquello que es captado por los sentidos adquiere un significado y es
clasificado en el cerebro. Suele decirse que la sensación es lo que precede a
la percepción. El problema es que el destinatario está tan saturado de mensajes
que le es difícil aplicar la energía mental necesaria para entender muchas de
las comunicaciones que recibe. Apenas se tiene tiempo para pensar en algo antes
que le suceda otra. Y algunos estrategas educacionales creen que porque el
director de la institución lo vio, todos vieron los mensajes (habitualmente son
todos iguales) y lo recordarán.
En la
época que todos hacen campañas para captar alumnos, los árboles no dejan ver el
bosque. Los jóvenes son bombardeados por cientos de mensajes. ¿Cuáles
recordarán? Las preguntas a hacerse
son ¿Cómo hacer más atractiva una institución educacional a los ojos de un potencial estudiante? ¿Cuál
es la manera de persuadir a los jóvenes para llegar a ser elegido?
La
persuasión es la capacidad o habilidad para convencer a una persona mediante
razones o argumentos emocionales para que piense de una determinada manera o
haga cierta cosa. Los mensajes para ser efectivos deben adaptarse para encajar
en las creencias previas de los adolescentes. Conectarse con ellos. Con sus
deseos y aspiraciones. Comprender sus sentimientos.
Los
mensajes son persuasivos cuando la persona lo aprende y lo acepta. Debe verse,
entenderse, aprenderse, recordarse y ejercitarse en el comportamiento. Un
mensaje persuasivo se aprende y se acepta si hacerlo resulta recompensatorio. Es
importante que un mensaje tenga asociación para que vincule el contenido con
las experiencias del destinatario y también tiene que ser singular, es decir,
característico y diferente.
La
persuasión exitosa orienta y canaliza los pensamientos de modo que el target
piense de una forma que esté en sintonía con el punto de vista del estratega
comunicador; desactivando los pensamientos negativos y fomentando pensamientos
positivos acerca del curso de acción propuesto.
Las
palabras, las imágenes y las etiquetas pueden utilizarse para persuadir y crear
una realidad. La manera de cómo se describe algo y donde se presenta un curso
de acción dirige los pensamientos y canaliza las respuestas cognitivas en
relación con la comunicación realizada. No podemos decir a los jóvenes “que
pensar” pero si sobre “que tienen que pensar”, trazando un mapa en su cabeza. Lo
que los ojos ven, la mente lo cree. Emociones
que deben explotarse para obtener los efectos deseados: retención y matrículas.
La
excelencia no solo debe estar en las instituciones educacionales sino también
en las estrategias. Y muchos “especialistas” en marketing educativo creen que su trabajo se limita crear contenidos y
elegir canales de comunicación y la clave más importante es entrar en la cabeza
de los jóvenes para persuadirlos. Y para eso hay que saber. No juegue a hacer
avisos, persuada a su mercado.
1 comentario:
Herman como siempre tus publicaciones hacen gran aporte al tema del Marketing Educativo y es claro que las instituciones deberán ser mas sensibles a la recepción y resultado de sus estrategias de Marketing.
Saludos
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